“¿Y la noticia? Solamente el barco la llevó a Ibiza. Con la nave llegaba el conocimiento; sin ella, nada sabíase del mundo. Alguna vez, un oleaje que venía encrespado por lejano huracán era noticia de éste, porque el mar, trabado en movilidad vasta, permite conjeturar de allende el horizonte”. Enrique Fajarnés Cardona
Situada en la costa de levante de la isla de Ibiza (Eivissa, en catalán), el verdadero encanto de la ciudad de Eivissa reside en la huella que han dejado las sucesivas civilizaciones que recalaron en ella durante siglos de historia. Su inmejorable situación, de cara al mar, ha marcado su evolución convirtiéndose, ya desde la antigüedad, en un punto estratégico para las rutas de navegación mediterráneas entre oriente y occidente. Según los historiadores clásicos, la ciudad fue fundada, en el año 654 antes de Cristo por los fenicios, que vieron en la colina y en la bahía natural el emplazamiento idóneo para su asentamiento.
Durante la época púnica, Eivissa alcanzó su máximo esplendor, con la expansión de la ciudad fruto de la actividad comercial y agrícola. La necrópolis del Puig des Molins es el testimonio excepcional de la cultura púnica en occidente.
Después de la dominación romana y de las invasiones de vándalos y bizantinos, Eivissa fue colonizada por los musulmanes de Al-Andalus en el siglo X. El triple recinto de las murallas musulmanas, del que todavía se conservan algunos elementos, es sólo una de las profundas huellas que quedaron en la ciudad y en toda la isla.
La cultura occidental llegó a la isla el año 1235 bajo el reinado de Jaume I. Por encargo de Felipe II, las murallas medievales fueron sustituidas por la actual fortaleza renacentista, considerada una de las mejor conservadas del mundo.
Este recinto amurallado del siglo XVI, que envuelve la ciudad antigua con la Catedral y el Castillo-Almudayna en la cumbre, es el monumento más relevante de la ciudad no en vano, UNESCO lo declaró Patrimonio de la Humanidad en 1999, junto con otros tres bienes culturales y naturales: la necrópolis púnica de Puig des Molins (la antigua ciudad de los muertos), las barreras marinas de posidonia y el poblado fenicio de sa Caleta.
La trama urbana de la ciudad fortificada (Dalt Vila) formada por un trazado casi laberíntico de calles estrechas, callejones y plazas adaptadas a la topografía natural inspira una serenidad que contrasta con el movimiento del puerto y la bahía donde se encuentra la máxima concentración de amarres deportivos y de recreo, y con el bullicio de la zona comercial y de ocio de los barrios de la Marina i sa Penya habitados, en su origen, por artesanos y pescadores.
Patrimonio natural y patrimonio cultural de gran valor artístico, histórico y arqueológico conforman los mayores atractivos de una ciudad cuyo perfil urbano desde el mar se ha hecho ya inconfundible.
Ibiza está en las Islas Baleares. En catalán, se dice Eivissa.
Ibiza es una ciudad que mira al mar.
Los fenicios fundaron la ciudad hace más de 2.500 años.
Ellos venían desde el otro lado del Mar Mediterráneo
y se dedicaban al comercio.
Ibiza era una ciudad importante para sus rutas comerciales.
Por Ibiza pasaron muchos pueblos: los cartagineses, los romanos,
los vándalos, los bizantinos y los árabes.
Todavía quedan restos de la antigua muralla árabe en la ciudad.
En la Edad Media, el rey Jaime Primero de Aragón conquistó Ibiza.
Muchos años después, el rey Felipe Segundo
ordenó construir las murallas que hoy todavía existen.
Las murallas están muy bien conservadas.
Dentro de la muralla está la catedral y el castillo.
Las calles de esta parte de la ciudad son estrechas
y están en la parte alta, conocida como Dalt Vila.
En la parte baja está el puerto y la zona comercial y diversión.
En Ibiza puedes visitar la ciudad antigua,
la ciudad de los muertos de Puig des Molins,
las playas con la planta posidonia
y el antiguo poblado fenicio de Sa Caleta.
Ibiza es una ciudad que nadie puede confundir
cuando la ve desde el mar.
La historia, la cultura y la naturaleza son los encantos de este sitio.